jueves, 9 de noviembre de 2017

Caricias propias

Mi cuerpo es una llanura
donde pequeños bordes erògenos marcan territorios en los espacios  di boscos que cubren las zonas solitarias de falos carnales;
se me  anidan mares en los ojos con cada retumbe de la tierra en mis manos
ayúdame buscándome la fragilidad, la cintura y la respiración.

¿Cuantos dedos necesitas para humedecer tu lengua?

me pregunto si te muerdes los labios camino a casa después de un polvo

Me gustan los ladridos fuertes

y los amarres sin reproches, ni quejidos, todo fuego, que explote la marea que hay dentro
que se rompan puertas, ventanas y se apaguen las velas
deja salir a las bestias
que brote la magia del vino


Quiero trepar cada verso que me digas al oido

mirar a los lados
y darme cuenta de que no existe nadie.




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